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A pesar de que muchos vehículos ya incorporan de serie un sensor de control de distancia de aparcamiento (sensor PDC), según TÜV Nord, uno de cada cinco conductores alemanes se ha visto implicado en una colisión al aparcar.
¿Cómo puede ocurrir esto con tanta regularidad a pesar de los ruidosos avisadores?
La razón: la mala calidad del diseño y la fabricación, que provoca diferencias considerables en la distancia medida y el campo angular.
El resultado: el sensor no siempre responde.
Veamos hoy cómo se construyen los sensores PDC, dónde pueden producirse diferencias de calidad y qué hay que tener en cuenta al instalar esta pequeña pero importante pieza.
Los sensores PDC suelen constar de anillo de desacoplamiento, transmisor/sensor ultrasónico, encapsulado o protección contra el agua, carcasa del sensor, placa de control y transformador. Hasta aquí, todo correcto.
Sin embargo, lo que marca una diferencia significativa en este caso es la posición de los componentes individuales: Donde la protección contra el agua/encapsulado suele estar pegada a la carcasa del sensor, MEYLE ha decidido utilizar un anillo de estanqueidad en estos puntos y colocar la protección contra el agua delante del transductor/sensor de ultrasonidos.
La ventaja: el agua no puede penetrar tan rápidamente en el sensor PDC y, por lo tanto, es menos susceptible a fallos.
El uso de un transformador de valor fijo frente a un transformador variable también tiene algunas ventajas: los transformadores variables suelen ser de ajuste variable. Aunque esto puede tener algunas ventajas, también los hace más susceptibles a las interferencias destructivas. En cambio, los transformadores de valor fijo -como su nombre indica- tienen un valor fijo con el que funcionan. Esto los hace menos susceptibles a las interferencias y a la pérdida de energía y les permite transmitir ondas de señal prácticamente sin interferencias.
En el mercado también hay distintos niveles de calidad en cuanto a los componentes y su procesamiento. Por regla general, se utiliza el denominado proceso de soldadura blanda, en el que se emplea un horno de reflujo para soldar placas de circuitos impresos.
Un proceso de soldadura láser, por el contrario, asegura que todos los componentes se sueldan de forma totalmente automática, garantizando conexiones precisas y una conexión eléctrica segura.
Un proceso de alta calidad es especialmente importante para los transformadores, ya que los procesos de soldadura manual pueden provocar problemas de contacto.
El procesamiento y la calidad incluyen naturalmente también la pintura. Por ello, los sensores PDC de MEYLE sólo se impriman y pueden pintarse a continuación del color del vehículo.
Sin embargo, hay que tener especial cuidado. Si el grosor de la pintura supera los 120 micrómetros, incluso un sensor nuevo sólo funcionará de forma limitada o no funcionará en absoluto.
Nuestro consejo: Al utilizar un chorro de vapor, debe mantenerse una distancia mínima de 0,5 metros. Así se minimiza el riesgo de dañar el sensor.
En resumen, puede decirse que no sólo los valores externos de un sensor PDC son decisivos, sino también lo que hay en su interior.